viernes, 25 de febrero de 2011

Has tenido suerte de llegarme a conocer (y V): Luciano Pavarotti


Con esta entrega acabo la serie dedicada a grandes genios a los que hemos tenido la gran suerte de llegarlos a conocer en vida y que, desgraciadamente, ya no están entre nosotros.

Los 5 genios han sido, un cantante (el Fary), un futbolista (Juan Gómez "Juanito"), un pintor (Dalí), un baloncestista (Drazen Petrovic) y ahora un cantante de ópera.

Es necesario que existan genios en nuestras vidas porque, como decía Mecano en su canción sobre Dalí, "andamos escasos de genios". Necesitamos la genialidad en nuestra vida, alguien que se salga de la norma, que no esté hecho en serie y que nos lleve, a través de su inmenso talento, a disfrutar y a sentir hasta límites brutales.

LUCIANO PAVAROTTI

Un grande entre los grandes, la única voz moderna en la ópera que, en mi opinión, supera los registros del gran Plácido Domingo.

Para saber de que voz estamos hablando, escuchad su famoso «Nessun dorma» ("que nadie duerma"), que despertaba al más indiferente y ponía los pelos de punta a cualquiera con un mínimo de sensibilidad. A cada uno le evocará una cosa distinta. A mí, particularmente, esta canción me recuerda a las Champions del Real Madrid.



Y si no os convence, mirad esta interpretación de "Ríe payaso" sobre un payaso que acaba de descubrir la infidelidad de su esposa y tiene que salir a hacer reír al público

"Ponte la máscara,
píntate la cara que la gente paga por estar aquí,
y ellos quieren sonreír.
Ríe payaso por tu amor que esta roto
Ríe de el dolor que envenena tu corazón"

Soberbio



COMIDA

La pasta era su religión. Como el vino, el caviar o la carne. Y toda, por supuesto, italiana. Capaz de pagar 6.000 euros por un kilo de caviar;El maestro era un nacionalista azzurro en su faceta culinaria. Gran aficionado a la cocina, todos los ingredientes que utilizaba en sus recetas eran de su país. Los mismos que contribuyeron a alcanzar los 170 kilos que llegó a pesar en la época de máximo esplendor.

Aprovechaba para meterse entre fogones a la mínima oportunidad. En Bilbao todavía recuerdan las arias que cantó en la cocina del hotel Ercilla -ataviado con el preceptivo mandil y gorro de cocinero, y usando un cazo a modo de batuta-, cuando bajó en persona a cocinarse unos espaguetis Pavarotti, cuya receta se popularizó después en Italia. En China también fue sonada la reforma que hicieron en un hotel para instalarle un figón en la habitación donde trastear con sus platos.

Dos neveras industriales le acompañaban en todas sus giras. Las instalaba en su suite llena de delicattesen italianas para saciar su gula. El mejor regalo que se le podía hacer era un frasco con alguna exótica especia, un buen caviar beluga o una botella de vino cinco estrellas.

Herbert Breslin, el hombre que fue su manager durante 36 años, relató en su mordaz libro sobre la vida de Pavarotti, El rey y yo, que el divo «no deja de pensar ni un momento en la comida. Cuando entra en una habitación empieza a husmear como si fuese un perro hasta que identifica algún olor».

DINERO

Era el «rey Midas» de la ópera porque todo lo que le rodeaba se convertía en negocio. Nadie perdía dinero con él. Dicen que era un derrochador compulsivo aunque sin perder el ojo a su fortuna. Compraba lo mejor de lo mejor y en grandes cantidades, desde cientos de pañuelos de Hermes para cuidar sus cuerdas vocales hasta el más caro caviar ruso o iraní a 6.000 euros el kilo. También era capaz de pelearse con el presidente de Francia para conseguir, al precio de oro, un asiento delantero, el más caro, en el Concorde para viajar de París a Nueva York.

MUJERES

Siempre necesitó rodearse de ellas. Hasta una veintena, dicen sus biógrafos, trascendió su vida: su madre, sus tías, su ama de cría, sus dos mujeres, sus cuatro hijas, su nieta y sus 10 secretarias. Y con todas mantuvo una relación especial.

Aún así, no se le conocían amantes Hasta que en 1996 aparecieron unas comprometidas fotos del maestro besándose apasionadamente con su última empleada, Nicoletta Mantovani, que entonces tenía 26 años, en una playa de las islas Barbados. Fue el principio del fin. Pavarotti confesó públicamente que estaba enamorado de su secretaria, enfrentó un duro divorcio con su esposa de siempre, tuvo una hija con Nicoletta y se casó con ella en 2003.

ÉXITO

Nadie en el mundo de la música ganaba tanto como él. A finales de los noventa, sus ingresos por actuaciones y derechos discográficos rozaban los 20 millones de euros anuales. De sus discos en solitario se han vendido más de 100 millones de copias. Y el que grabó con Plácido Domingo y, su gran amigo, José Carreras, es todavía, con 11 millones de ejemplares, el más vendido de la historia de la música clásica

Su nombre aparece en el Libro Guinness por la cerrada ovación de 67 minutos que le tributó la Opera de Berlín en 1988. El telón se levantó 165 veces para obligarlo a saludar tras una interpretación magistral de Una furtiva lágrima, de la ópera El elixir de amor, de Donizetti.

También está en posesión de un Grammy al mejor cantante clásico (1991) y el Premio Libertad de la City de Londres y la Cruz Roja por Servicios a la Humanidad, ambos en 2005. Y, es que, su compromiso con los desfavorecidos siempre estuvo presente en su vida. Gracias a los conciertos con sus amigos, que celebraba todas las primaveras en Módena, recaudó más de seis millones de euros para los niños víctimas de las guerras. Ellos serán los que más le echen de menos..

Aquí, en un concierto solidario con U2 en plena guerra yugoslava. Fijarse a partir del 04:36 cuando canta al amor. Al borde del delirio.



Luciano Pavarotti no soportaba los espacios vacíos y, como gran artista, necesitaba el calor de la gente para poder vivir y cantar. Su último trono fue una silla de ruedas. Durante los últimos meses contestaba desde ella, con voz aguda y rebajada, el telefonino donde le llamaban sus amigos para ver como estaba. Y para despedirse. Un cáncer de páncreas se lo llevó a los 71 años. Todos lo sabían. El, lo presentía. Tutto Pavarotti era excesivo en cuerpo y alma. Hurgando en su biografía encontramos la huella de sus grandes pasiones: la comida, la música y las mujeres. Aunque no siempre por ese orden...

Y para cerrar, la canción que ha dado nombre a esta serie

lunes, 7 de febrero de 2011

Un plato para cada niña


Amiguitos de mi corazón, vengo de la ecografía de la semana 20 (la mitad del embarazo) y me han dicho que todo está bien (que es lo más importante) y que va a ser...¡¡una niña!!

Otra niña y, como dice un amigo "voy a ser el padre mejor cuidado de Europa", o como digo yo: "Ya tengo plan de pensiones". Espero que luego no resulte que de mayores se olvidan de su decrépito padre, que si llego, voy a ser un tío bastante difícil de llevar, como la mayoría de los que estáis leyendo esto, especialmente 2 ó 3 que yo me sé :-))

Así que nada, muy contento, como no podía ser menos. En mi entrada de principio de año, señalaba mis objetivos en 2011, donde uno de ellos era el de cocinar más de lo que lo hago habitualmente y publicar de vez en cuando fotos de los platos que he hecho. Así que intentando combinar los gustos de Coco (el salmón), los de Bot (platos sanos y frescos) y, a la vez, procurando que sean sencillos, os pongo las recetas y fotos de 2 platos que he hecho en las últimas 2 semanas. Uno para cada una de mis hijas, Lucía ¿y...?. Si se os ocurre algún nombre, no dudéis en decírmelo, porque estoy sin ideas.

SALMÓN MARINADO CON SOJA

Esta receta me la pasó el amigo Charlie hace ya algún tiempo y, desde entonces, recurro a ella periódicamente. Queda muy bien como entrante en cualquier comida/cena y a las visitas les suele gustar bastante. Alguna Navidad también lo he puesto como entrante. Sin ser un gran fotógrafo (y menos de platos de cocina) el otro día me quedó así (a algunos trozos de salmón les pusé sucedáneo de caviar por encima).



- Se compran 2 lomos de salmón (1/2 Kg - 1 Kg)
- En un pequeño bol se hace la siguiente mezcla:

Una cucharada sopera de Eneldo
Una cucharada sopera de Pimienta Negra molida
Una cucharada sopera de Azúcar
Una cucharada sopera de Sal

- Se impregna por todas partes el salmón, primero con aceite de oliva (para que
pegue) y luego con la Mezcla.
- Mantener tapado en un recipiente en el ´frigo 2 días (si le puedes poner
peso encima, mejor. Suelta jugo y absorbe mejor la mezcla)
- Después limpiar bien de Mezcla el Salmón con agua y secar.
- Congelar 48 Horas (para evitar el bicho)

                 ¡¡A comer !!

TARTAR DE SALMÓN Y AGUACATE

Lo que me pasó con este plato es que me lo zampé y se me olvidó hacerle la foto, por lo que he tenido que colgar esta imagen de "El Comidista" (de donde saqué la receta) para que os hagáis una idea de cómo queda visualmente


también es un plato que queda muy bien como entrante, aunque llena bastante más que el salmón marinado, principalmente por el aguacate.

Ingredientes

Para 8 personas (yo lo preparo para 3-4 personas y no le pongo ni alcaparras ni pepinillos)
600 gr. de salmón fresco sin piel ni espinas
200 gr. de salmón ahumado
4 aguacates medianos maduros
60 gr. de pepinillos
60 gr. de alcaparras
2 escalonias (en su defecto, cebolletas)
2 limones
16 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharaditas de salsa Perrins
1 cucharadita de tabasco
2 cucharaditas de mostaza a la antigua
2 cucharadas de cilantro picado (en su defecto, perejil)
Sal y pimienta negra recién molida
Ensalada verde con manzana para acompañar (opcional)
Preparación

1. Cortar el salmón fresco en dados lo más pequeños posible. Añadirle el salmón ahumado, los pepinillos, las alcaparras, la escalonia, el cilantro y el aguacate, todo picado fino. Mezclar y reservar en la nevera con los huesos del aguacate.
2. Preparar el aliño del tartar mezclando en un bote con tapa el aceite, dos cucharadas de zumo de limón, la mostaza, la salsa Perrins, el tabasco, sal y pimienta negra.
3. Antes de servir, agitar bien el aliño del tartar y añadirlo al salmón con aguacate. Mezclar y corregir de sal y pimienta. Colocarlo en los platos con un molde (si no se tiene, intentar hacer una forma más o menos compacta con una cuchara).
4. Servir los tartares, si se quiere, acompañados de ensalada verde con unos trocitos de manzana.