miércoles, 27 de octubre de 2010

El día de todos los Santos: Mis cenizas

Este 1 de noviembre, como todos los años en los países  de tradición católica, se celebra el día de todos los Santos. Creo que también se celebra Halloween, pero de esto último no estoy muy seguro :-))

Ese día se visitan los cementerios (en Madrid principalmente el de la Almudena, muy bonito y el más grande Europa), se compran flores (es el día del año que más flores se venden en España), se comen buñuelos de viento y huesitos de santo (los buñuelos me molan, los huesitos no, supongo que porque son de mazapán) y se representa Don Juan Tenorio.


La casa donde vivo en el Retiro era la casa de mi abuelo, donde también vivieron mi padre y mi tío y donde vive mi hija. Mi abuelo era una persona moderadamente religiosa, lo suficiente para recibir lo que se llama "cristiana sepultura" , razón por la que al decirnos un año antes de morir (2003) que quería que le incinerásemos, nos llamó mucho la atención

Él tuvo una vida muy dura, con la muerte de sus 2 esposas y sus 2 hijos, por lo que los últimos años, la única familia que tenía éramos mi hermano y yo. Un día nos dijo: "como sé que cuando me muera vendréis a verme poco, por no decir nada, he decidido que no quiero enterrarme, que mejor me quemáis, juntáis mis cenizas con las de Julita (su segunda mujer) y me echáis en el Retiro, en la Rosaleda del Retiro". La Rosaleda del Retiro, un sitio muy tranquilo por donde le gustaba pasear sus últimos años.


Como quiera que me gustaría morirme tarde, o al menos no muy pronto, la verdad que yo no había pensado nada al respecto, pero sea porque empezamos a no ser tan jóvenes, o por el hecho de haber tenido una hija y ya no ser la nueva generación o vaya usted a saber por qué me dio por empezar a pensar sobre el asunto y a perfilar una idea. A raíz de unos e-mails que me crucé hace un par de meses con Bottle tomé una decisión. En esos mail me contaba que ese día se había muerto repentinamete de un ataque al corazón un tipo bastante famoso en Orihuela, relativamente joven, amigo de sus padres y con el que estuvo cerca de ir a trabajar y que, además, ese mismo día habían suspendido una boda a la que iba el fin de semana porque se había muerto el padre de la novia.

En fin, que aunque ya lo venía pensando desde hacia un tiempo y lo había hablado de pasada alguna vez con María, ese día lo confirmé, no quiero que me entierren, quiero que me incineren y tiren mis cenizas al Retiro, donde he vivido siempre, eso sí, no sé en que parte, me dedicaré los próximos 50 años (toquemos madera), a pensarlo, jejeje

¿Vosotros dónde os gustaría que os incinerasen u os enterrasen?. Bot al principio no entendía que no quisiese que me tirasen al mar (se cree que somos todos marinos) y otro colega comentaba que a él en cuatro partes (también es verdad que pesa 120kg) y me decía que una de esas partes quiere que sea en un córner del Calderón (luego estuvo contando en que otros 3 sitios quería el resto)

Ya me contaréis.

jueves, 14 de octubre de 2010

Has tenido suerte de llegarme a conocer... (II)


Me he propuesto hacer 5 entradas, intercaladas en los próximos meses, sobre 5 personajes a los que considero que, aunque ya fallecidos, "he tenido suerte de llegar a conocer". Decía en la anterior entrada que quizá no son los mejores en su campo, o sí, pero eso es lo de menos, la suerte de llegarlos a conocer es porque aportaban algo distinto, porque eran únicos, inimitables e irrepetibles

Una primavera de 1992 me desperté con la noticia de su muerte, al oírlo por la radio pensé que estaban hablado del jugador del mismo nombre que vestía la camiseta colchonera en aquella época. Inmediatamente me di cuenta de que no, que era el gran Juanito, icono de la historia madridista  y que venía del Bernabéu de ver un partido de UEFA contra el Torino donde el mayor morbo estaba en ver a Martín Vázquez en su vuelta al coliseo blanco. Tenía 38 años.

Cuando yo era pequeño, mi ídolo era Santillana y con 6 añitos y ya claramente definido un corazón blanco, mi madre me prometió que me compraría una camiseta del Real Madrid. Las camisetas entonces venían sin número, en la tienda se compraba aparte un número negro y se cosía a la prenda. A mí madre le pedí el número de Santillana (el 9), pero mi cabreo fue mayúsculo cuando apareció con la camiseta y el dorsal número 7 (el de Juanito) cosido a la espalda. Juanito era mi segundo jugador preferido, pero yo estaba loco por Santillana, así que no me quedó más remedio que llevar esa camiseta al colegio de la que posteriormente estaría más que orgulloso.

Juanito empezó jugando en el Burgos, cosa que siempre me recuerda mi suegro, burgalés y entrenador también de fútbol (de hecho se saco el carnet con Juanito). Llegó al Madrid (según sus palabras ese momento fue como tocar el cielo) y arrasó en juego y títulos, pero sobre todo creo una conexión con la afición como no se había visto jamás. Llego a ser pichichi 1 año con el Madrid casi todo.....De Juanito, todos recordamos su apasionado madridismo, su calidad en el terreno de juego, su rapidez y, sobre todo, su fuerte temperamento, como por ejemplo el botellazo que le dieron por hacer el signo de la derrota en Yugoslavia cuando España se jugaba la fase de clasificación para Argentina 78 (en el vídeo casi se oye el sonido del botellazo)



ese temperamento del que se arrepentía muchas veces al instante, como por ejemplo la famosa entrada a Matthaus en Munich (que siempre me ha hecho gracia que Sanchis posteriormente le remata en el suelo pero nadie se dio cuenta en su momento). Después de esta entrada hizo las paces con el alemán y, de hecho, en el partido de vuelta vieron los 2 el partido en la grada y Juanito le invitó a su finca. Se hicieron grandes amigos.



Es el único jugador de la historia del Real Madrid que se le recuerda cada partido. Cada minuto siete en el Bernabéu se le recuerda con el famoso cántico: "Illa, Illa, Illa, Juanito Maravilla". Cuando hay que hacer una gesta siempre se apela al famoso "espíritu Juanito".

En esta breve biografía de 3 minutos se ve cómo lo quería la gente. Muy emocionantes las palabras de su madre al final.